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Libertad y esperanza

  • Luis Guzmán
  • 1 feb 2019
  • 2 Min. de lectura

Los últimos días han sido intensos para nuestros hermanos venezolanos, días en los que han mostrado inconformidad por la continuación en el poder del presidente Maduro. No entrare en detalles técnicos y políticos del porque muchos países están interesados en la caída del presidente o la razón de la crisis sociopolítica y económica que tienen. Así como el dar respaldo o no a Maduro o al autoproclamado presidente Guaidó. En México, personajes políticos, medios de comunicación y algún sector de la población cuestionaron al gobierno en turno y en especial al presidente López Obrador sobre la decisión de no unirse al grupo de lima para no reconocer el mandato de Maduro. Es una estrategia de relaciones exteriores que consideran adecuada, podrá o no serlo, pero es la decisión que tomaron.

Me centrare en la lucha, solidaridad y esperanza de muchos ciudadanos por tener una mejor calidad de vida, que salen a la calle a protestar y luchar para que se haga realidad. Una gran mayoría de la población venezolana cansados de miseria, de abuso, de cinismo y engaños luchan por un país mejor, un país donde no tengan que irse, de dejar su hogar, sus raíces, su tierra, sus recuerdos. Espero que los millones de venezolanos que han tenido que irse a otro país por necesidad, puedan algún día regresar a su hogar, que recuerden este momento como una experiencia agridulce donde existió miseria, crueldad y sacrificio pero que unió al pueblo para hacerse escuchar y tomar lo que les pertenece.

Hay muchas personas que se muestran a favor o en contra del presidente, mandan frases motivacionales como “fuerza Venezuela”, “Estamos con ustedes”, entre muchas otras. Frases que pueden parecer trilladas o de poca ayuda para el pueblo venezolano, que decirlo en redes sociales se ve muy bien, pero cuando migran a otro país como paso en México con la caravana, sale la parte racista en muchos sectores de la población. Nos indigna la manera en cómo Trump nos insulta, pero hacemos lo mismo con nuestra gente indígena, con personas humildes, sin preparación y con los migrantes de centro y Sudamérica al paso por nuestro país.

Se que hay una gran cantidad de consecuencias, molestias, inconformidades y demás, por el paso de una gran cantidad de gente, como basura, conflictos interpersonales, inseguridad y aspectos sanitarios, entre muchos otros. También, que hay personas que no son tan “buenas personas”, que comenten delitos y que hasta cierto modo no son agradecidos por la atención que se les da. Pero no por eso se les puede insultar, denigrar y estigmatizar por buscar une mejor calidad de vida para los suyos.

Desde afuera lo que se puede hacer, en muchos de los casos, es mandar palabras de aliento, de apoyo, para los que luchan por su causa, por tener una mejor calidad de vida, pero también se puede ser más empático con los migrantes y tenderles una mano para ayudarlos.

 
 
 

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